Entrevista íntima a la bruja en el día de su cumpleaños 44: "Sinisa era un fenómeno, nunca vi a nadie pegarle tan bien a la pelota".
Juan Sebastián Verón
Para festejar el cumpleaños del argentino repasamos esta nota que le dio hace un tiempo a la reconocida revista "El Gráfico" donde habla de cómo fue su paso por Sampdoria.Los primeros meses en Génova
«Yo había llegado crudo a Italia y me encontré con un mundo diferente, era otro fútbol, otro vestuario, otra vida. Me sentía muy solo porque no me podía comunicar con nadie. Entendía muy poco el italiano, fui aprendiendo a lo indio en el vestuario. Recuerdo que cuando llegué me tocaba concentrar con un senegalés (Oumar Dieng). El me hablaba en francés e italiano, yo no le entendía nada».Yo me quería volver pero mi viejo me bancó y me dijo que probara 6 meses y que si las cosas seguían igual, me pegara la vuelta a Argentina.
«La adaptación en Italia no fue la mejor a pesar de que Eriksson me trataba de transmitir tranquilidad. El sueco fue muy importante para mi porque primero me contuvo, me cuidó. Encima no estaba jugando bien pero él me seguía poniendo, me decía que ya iba a empezar a jugar bien. Los periodistas italianos me mataban. Las críticas eran durísimas. Una vez un cronista puso en el diario: ¿Chi ha portato questo Verón? (¿Quién trajo a este Verón?)».
«La verdad es que sabía muy poco de la Sampdoria. Había visto la final de la Champions 1992 contra el Barcelona en Wembley, después vi algo de Mancini, Toninho Cerezo, Vialli, pero no mucho más. Me fueron contando su historia de a poco».
La Samp de Menotti
«Me motivé con la llegada del ‘Flaco’, trató siempre de tener un buen dialogo conmigo, pero enseguida intuí que la película no tendría un final feliz. Menotti era un personaje… ya de entrada los italianos lo empezaron a mirar raro, y muchos se sorprendieron con algunas de sus costumbres».«Una mañana, había un sol radiante en Bogliasco. Entonces después de dar una charla cortita ordenó que empezara la práctica. Mientras todos corríamos, él se paró en la mita de cancha, se sacó la remera, se quedó en cuero, se empezó a enrollar los pantalones largos lo más arriba que podía y así manejó el entrenamiento. Los ‘tanos’ lo miraban y se reían».
«Si fumaba durante las prácticas? Puff, fumaba él, fumaban sus ayudantes de campo… los pibes no lo podían creer. Lo mejor que tenía el Flaco era la labia, te seduce de entrada pero cuando hablaba en italiano… se mandaba una mezcla terrible. Ahí le pifiaba: por ejemplo los jugadores trabajaban con la pelota y les decía: ‘parala la palla, pasala la palla, la palla, la palla’; los pibes lo miraban y no le entendían».
«Esa Samp de Menotti arrancó muy bien la temporada, pero después se fue desinflando. Lamentablemente no daba el perfil por su forma de manejarse y tampoco por su estilo futbolístico: tiramos el ‘achique’ contra el Inter de Ronaldo, que en ese entonces era una flecha, y nos mataron. Contra el Milan pasó lo mismo. Muchos compañeros se juntaban a hablar de Menotti y lo liquidaban, no lo entendían».
Boskov, el espía
«Boskov fue el entrenador que menos me banqué. Lo tuve después que se fue Menotti. El hombre me tenía de punto y me vigilaba, me vigilaba todo lo que hacía: adónde iba, cuándo volvía…».«Por ahí me sentaba a hablar con alguien en el lobby del hotel, y el señor, que en ese momento tendría 70 años, se escondía detrás de las plantas para vigilarme. Yo lo veía y me mataba de risa, no lo podía creer».
El bravo Mihajlovic
«Sinisa era un fenómeno, nunca vi a nadie pegarle tan bien a la pelota. Una vez, en un partido contra Bologna me mandé una macana tremenda…íbamos perdierndo 1-0 y el arbitro cobra un tiro libre a nuestro favor, era una buena posición para darle al arco. Sinisa agarró la pelota y la acomodó para pegarle directo. Me acordé que una vez, jugando para Estudiantes de La Plata (ex equipo del Tucu Correa también), había hecho un golazo desde ese mismo lugar. No le avisé nada a Mihajlovic y cuando el arbitro dio la orden, corrí desde atrás y le gané de mano».«Para que! Le pegué tan mal que la pelota cayó ‘mansita’ a las manos del arquero. Sinisa se me quedó mirando y gritando: ‘stupido, ma’fangulo’ Terminado el partido (perdimos) fuimos para el vestuario, me encerré en el baño de la vergüenza que tenía, y desde ahí se escuchaban los gritos de Sinisa que me seguía insultando sin parar (risas)».
Mancini, un gran amigo
«Con Roberto, al principio, tuve una agarrada fuerte. Tiene un carácter difícil, pero lo considero un amigo, conmigo se portó muy bien. Fuimos compañeros en Sampdoria, luego en Lazio y después fue mi técnico en Inter. La agarrada fue en Sampdoria, en un partido contra el Piacenza. No sé si pateé mal un centro, y él me dijo, bien, ‘Levantala’, y yo lo mandé a la mierd…. Llegué al vestuario y me quería pelear. Se había sacado la camiseta y se me venía al humo, de frente, puteándome, se metieron varios a calmarlo».«Yo me frené, sabiendo que me había equivocado. Después le pedí perdón y en un partido contra el Inter que perdíamos 3-1 y lo ganamos 4-3, íbamos saliendo de la cancha y él vino de atrás, me abrazó y me dijo: ‘Si demostrás las cosas por las que este club te fue a buscar, vamos a andar bien’. Lo sentí como un respaldo importante».
Karembeu, compañero de aventura
«Con Christian Karembeu nos fuimos de la concentración. El morocho ganaba minas eh! Nos escapamos a la noche y volvimos al hotel a la mañana siguiente, el día del partido, tempranito. Me acuerdo que bajamos a la noche al comedor (que siempre quedaba abierto) y saltamos por un ventanal a la calle, no estaba a gran altura. Bolicheamos toda la noche y volvimos temprano. El técnico Eriksson se enteró, obviamente, y nos puso una multa delante de todos».
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Fuente El Gráfico
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